"...Y no le otorgo poder al mal, ni a la tristeza, ni a la desesperación, solo al amor, a la esperanza y a la paz."

viernes, 10 de octubre de 2014

Rosas

 He tenido mucho tiempo para reflexionar últimamente, para analizar mi propio yo. Me gusta tomar tiempo para esto, me parece necesario para crecer y no quedarme estancada, para avanzar. La palabra reflexión me recuerda mi última convivencia del Divino Maestro que fue dirigida por un seminarista de la parroquia. Este tipo de talleres de crecimiento personal me llenan muchísimo, son como un viaje a mi interior y mucho más allá. Y este, sin duda, me marcó. Entre los temas que tocamos fue este del que les escribo hoy, reflexionar para aceptarnos nosotros mismos y luego aceptar a los demás. El lema lo recuerdo "Te acepto como eres, acéptame como soy".

 Muchos suelen decir que en la vida solo se aprende cometiendo errores y llevandose chascos, y mentira no es. Pero luego de eso, se necesita analizar el error o cual sea que haya sido el suceso, e ir un poco más adentro de sí mismo para darnos cuenta en realidad de lo que estamos haciendo y de esta manera, meditando, aprendemos. Sin duda yo aplico este procedimiento, cada vez que me dispongo a reflexionar, o simplemente me nace hacerlo, es porque algún error cometí, o porque algo ha quedado en mi cabeza rondando y rondando por horas. Así me pasó anoche y por esa razón me levante con ganas de escribir. 

 Admiro a las personas que son capaces de hablarme de mis sombras, las aprecio muchísimo más que a las demás. De verdad es difícil hacerle saber a alguien más lo que está haciendo mal, al menos para mi lo es. Mi mayor defecto es que siempre quiero tener la razón, no acepto en una discusión que yo he sido la que actuó mal. No sé, mi mente funciona así y es algo que tengo años tratando de cambiar, de hecho lo he mejorado, pero aquí sigue. Gracias a las personas que me hacen reaccionar, tomo la decisión de reflexionar y darme cuenta de lo que en realidad soy, pienso bien la situación y termino aceptando que actué mal.

  Reflexionar es como desnudarte completamente frente a un espejo, y ver realmente lo que eres. Muchas veces evitamos hacerlo porque no nos aceptamos completamente, no nos conocemos del todo y vernos en un espejo totalmente desnudos implica afrontar lo que somos en realidad. Entrar en tu interior es igual o más difícil, porque es darte cuenta de lo que eres tú, encuentras muchas cosas que no te agradan, quizás muchas desconocidas o simplemente que tu subconsciente ha evitado. Yo soy la reina de la banda evitando las cosas que me hacen sentir mal, de verdad soy muy buena. Es por esto que me frustro muchísimo cuando alguien me hace entrar en mi interior, me hace darme cuenta de mis imperfecciones y de mis miedos. Porque a la luz del sol me creo perfecta, y es así, todos los seres humanos lo creemos, pero sé que también tengo sombras que me hacen perder la vista del camino.

 El propósito de todo esto es aceptarnos tal cual somos, con todo lo que tenemos, para luego mejorar cada día creando el perfil que queremos llegar a tener en un futuro. Entonces, para poder aceptarte y luego limpiar lo que te hace daño, lo que te desagrada, es necesario entrar allí.

  El guía de la convivencia que mencioné nos lo pintó como un bosque. Todos nos acostamos en el suelo, en total calma y tranquilidad. Controlamos nuestra respiración para ello, cerramos los ojos. Él iba narrando lo que iba sucediendo, y cada uno de nosotros en nuestra mente iba creando la película (como cuando lees un libro). Fue una de las mejores sensaciones que he tenido. La historia que narraba yo la moldeaba a mi situación, a todos los problemas que me aturdían en ese momento, que me frustraban, a todos mis miedos, y así me fui volando dentro de mi... 

...Me ubiqué en un sitio desconocido, un bosque con árboles sin hojas, no había nada verde, era deprimente. Yo caminaba sola admirando lo que tenía alrededor, de repente aparecieron mis papás de lejos llamándome, apareció mi novio y me llamaba, mis amigos, y toda la gente que tenía cerca en esa etapa de mi vida. Todos estaban separados, y cada uno me invitaba a seguirlo. Tenía que tomar una decisión, mi idea principal era seguir el camino porque quería descubrir lo verde que había fuera de este lugar. Estaba desesperada y me tumbé en el suelo a llorar encima de las hojas secas. Daniel se me acercó y me abrazó, luego mis papás y todos los demás.  

 De repente, alguien en la sala colocó una rosa en mi pecho, el seminarista seguía narrando y yo no perdí la concentración. En medio de esto, todos se paralizaron, pare de llorar y me acoste boca arriba, tal cual estaba en carne real. Me indicaron que tocara la rosa, que sintiera cada una de las espinas, cada una de ellas eran mis defectos, las palabras y hechos que han herido a otras personas, mis pensamientos oscuros, mi lado negativo y pesimista. Yo sentí la rosa y realmente me estaba desahogando, me sentía comprendida por la naturaleza. Dije todo lo que temía y todo lo que me perturbaba. Me recordé a mi misma todos mis errores, todo lo que he hecho mal, me dije todas mis imperfecciones. Fue muy dificil ese momento, me empezaron a salir lágrimas de verdad. Me sentí apenada con todas las personas a quienes les he hecho daño, con todos los que han soportado mis malas actitudes. Me dolía. 

 Luego que me dije todo lo oscuro, era hora de conocer la mejor parte; la luz. Acaricié los pétalos de la rosa y pensé en todo lo bueno que tengo, lo maravillosa que soy. Pensé en el agua que ha regado esa rosa, así como las personas que me han hecho crecer a mi. Me sentí bien, empece a sonreír. ¡La rosa me comprendía! En mi mente, me levanté y ayudé a levantar a todas las personas que estaban a mi alrededor. Los fui abrazando a cada uno e iban desapareciendo. Los útlimos fueron mis papás, los abracé con toda la fuerza de mi alma y les dije ¡Gracias por haber sido mi jardín por dieciséis años!

 Abrimos los ojos y todos estabamos llorando, pero estabamos felices, muy felices. La rosa resultó ser como cada uno de nosotros, con espinas pero con unos maravillosos pétalos que son lo que más importa de una rosa. Sin embargo, conocer y aceptar que tenemos espinas es necesario para apreciar la belleza de nuestros pétalos y poder vivir a plenitud. 

Mis flores favoritas son las margaritas,
pero ese día, le encontré un significado especial a las rosas. Fue de las mejores experiencias que he tenido en mi vida y fue sencilla, yo solo estaba dentro de mi propio mundo, y cuando desperté vi que era real, que tenía a personas a mi alrededor, que estaba viviendo. Sané mis heridas, lo que me ha hecho daño. Ese momento siempre lo recuerdo y la técnica la sigo practicando. Adoro el poder que tengo para imaginar, es como si mi espíritu se fuese a otro mundo, como cuando soñamos dormidos. ¡Pero estoy despierta! ¡Estoy viva y me conozco! Me amo!!! Me admiro y quiero muchísimo, sé de la existencia tanto de mis pétalos como de mis espinas. Me siento un ser humano completo. Cuando lo olvido y sigo mi camino pensando sólo en mis pétalos, alguien me hace reaccionar y repito el procedimiento, tal cual he hecho el día de hoy. Siempre son situaciones diferentes, pero aprovecho muchísimo cada una de ellas para conocerme más.


 No tengas miedo a imaginar, ni a soñar despierto. No tengas miedo a perder el tiempo haciendo esto, valdrá la pena. Lucha contra el miedo a ti mismo, enfréntante y te querrás más, mucho más. Apreciarás más el valor de las cosas, de la vida, de los momentos. La idea no es crear una guerra contra nosotros mismos, estos son momentos para juzgarnos pero sin condenarnos, la idea es saber lo que somos, aceptarnos y dejarlo ir, tomarlo en cuenta solo para mejorarlo. Una vez que hayamos batallado en nuestra mente, nos entendamos y nos aceptemos, podremos lograr aceptar a los demás tal cual son. La vida para mi se trata de un equilibrio, es difícil mantenerlo pero es posible! Lograrlo cada día, es la felicidad! Si así lo deseas, coméntame al respecto y éxito en tu viaje a tu interior!!

1 comentario:

  1. Eres grande mi amor, eres muy grande. Que hermoso esto que estas haciendo, sigue conociendo tu alma, tu corazón y tu ser. Te amo.

    ResponderEliminar